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A lo largo de los años, he pasado por muchos dueños, pero jamás había visto un perro tan bonito como Trotsky . De hecho, más allá de ese pelo marrón y blanco, corto y de textura rígida, aquel Jack Russell tenía un corazón gigante que consiguió enamorar a Izaskun, aquella pequeña niña que tanto tiempo pasaba con él. -
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Los años están pasando, y lo que más feliz me está haciendo de todo este viaje es ver a Trotski crecer a la vez que Izaskun. Esos dos son inseparables, y da igual que vivan los demás hermanos de la niña en casa, que el perro siempre va a querer estar con ella y no con los demás. De hecho, el otro día emitieron Candy Candy, la serie favorita de Izaskun, y le dijo a María Jesús que prefería poder pasar más tiempo con Trotski antes de dormir. -
Hoy ha ocurrido lo que nadie lo inimaginable. Era tan joven...ella no daba crédito, pobrecilla...Peroes que ninguno nos esperábamos que aquella mujer fuese a hacer lo que hizo.
La imagen era horrorosa: la pequeña niña sujetando el cuerpo sin vida de su mejor amigo, lista para despedirse de él. Ahora, Trotski vivirá por siempre cerca de Izaskun, enterrado en las Camporras, su lugar favorito. -
Mi vida sin Trotski no tiene valor. No tengo función en esta vida más que la de ofrecer felicidad, pero sin Trotski, Izaskun no me necesita. Mi vuelta al baúl es inevitable.
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Han pasado 25 años desde la muerte de Trotski, e Izaskun sigue sin recomponerse. Desde entonces, ningún perro ha pasado por la casa de los Sainz-Terrones. Izaskun ha dado a luz, y por lo que he oído, es un niño llamado Imanol. Sin embargo, ella sigue sin superar lo ocurrido. Por ello, creo que mi vida está destinada a estar en este baúl para siempre, a menos que ocurra un milagro y el Olentzero brinde un perro a esta familia. Creo que lo que necesita. -
Tras años metido en este baúl, Izaskun por fin me ha devuelto a mi vida anterior. Ahora sirvo para un nuevo integrante de la familia; un pequeño caniche toy recién nacido y de color marrón que se ha convertido en el mejor amigo de Imanol, el hijo de Izaskun. Mi función es que experimente toda la felicidad que su madre un vez tuvo. Os preguntaréis cómo se llama, y la respuesta es que Imanol le dejó esa tarea a su madre. Su nombre es Trotski.