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Mi primer día de clases en el IFRN; estaba nerviosa porque no conocía a nadie y era muy tímida. -
El primer amigo que hice fue William. Se sentó a mi lado en el Seminario de Integración y, desde entonces, ya no me sentí tan sola. -
Mi primera clase de campo 100% financiada por el gobierno. Mi padre se puso muy feliz, ya que siempre pagaba más de 400 reales por mis clases de campo; fue muy divertida. -
El tiempo fue pasando y, cuando me di cuenta, ya tenía algunos amigos; tanto así que, un buen día, mi sudadera desapareció y, al voltear, ahí estaba Simão. -
Tuve una pésima experiencia con la física, lo que me dejó extremadamente triste. Siempre me gustó la materia, ya que la tenía desde el séptimo año y nunca saqué notas bajas, pero en el IF fue uno de mis mayores desafíos. Me alegra decir que logré no solo superarla, sino también mejorar mis calificaciones. -
Fue una clase de campo sumamente importante. Me sentí como en el interior donde vive mi abuela, porque se parece mucho. Allí aprendí más sobre la riquísima cultura indígena; fue una clase de campo única. -
Me di cuenta de que había formado mi grupo de amigos. Nuestra afinidad inicial fue nuestro interés por los estudios y la competencia por las calificaciones, lo que nos hizo mejorar mucho. A partir de eso, descubrimos otros intereses en común y hemos soportado unos a otros desde entonces, pero de una manera divertida. -
Tuve el placer de conocer a mi novio. Un chico increíble, estudioso, cristiano y sin ningún miedo de amar. Pasamos de ser amigos, a mejores amigos, y luego, novios. Es uno de los mejores motivos que tengo para estar agradecida, primero con Dios y luego con el IF, por haberme regalado a mi compañero para toda la vida. -
Ese día fue, sin lugar a dudas, uno de los mejores en el IFRN. Guié a mis amigos hasta una muestra de danza. Siempre he amado bailar; creo que el cuerpo transmite emociones más allá de las palabras. Cuando surgió ese proyecto, mi grupo tuvo miedo de no poder seguir adelante, pero logramos crear una coreografía y unos vestuarios increíbles. Me sentí extremadamente feliz cuando el profesor nos pidió abrir la muestra de danza; fue un momento que siempre guardaré conmigo. -
Al comienzo de las clases prácticas, me dio un poco de nervios. Finalmente enfrenté la razón por la que estábamos estudiando todas esas materias técnicas (que nunca me gustaron). Fue un desafío, pero también muy provechoso. Recuerdo haber vivido cada laboratorio con una banda sonora con la que Marconi y yo nos divertíamos mucho. -
Vi a mi novio ingresar al CVT, un proyecto del que tanto hablaba. Enloquecí al ver que había sido aprobado con el promedio más alto; me sentí extremadamente orgullosa y amé vivir ese momento con él. -
Me estresé haciendo varios trabajos. Trabajos con temas increíbles que, creo yo, podrían haber quedado mejor. Me alegra que me hayan ayudado a desarrollar mi manera de hablar en público. -
Vi mi desarrollo en los estudios junto a mis amigos. Llegué a un punto en que las calificaciones, muchas veces, eran las mismas; nos alegrábamos mucho juntos cuando eso pasaba, ¡y sigue pasando hasta hoy! -
Comencé a vender brownies para ayudar con los gastos de la graduación. Soy muy exigente (o sea, un poco pesada) con la ropa, los accesorios y el maquillaje, y sabía que eso no sería barato. Me divertí mucho haciéndolos y conociendo un poco más a las personas de otros grupos; me gusta saber qué tipo de brownie les gusta más, para siempre entregárselos con cariño. -
Tengo muchas dificultades diarias con respecto al IF, pero intento seguir adelante y cumplir con todo lo que me corresponde hacer, porque sé que de todo eso saldrá mi bendición.