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Recuerdo perfectamente su mirada de convicción mientras decía: "Este. Me le llevo". Su dedo, firme, me señalaba. Por un momento, sentí cómo la angustia me invadía, tenía miedo a lo desconocido: "¿cómo va a ser mi vida fuera aquí?", "¿llegaré a ser un buen carro?"... Pero sus siguientes palabras me hicieron saber que ella era la persona con la que estaba destinado a toparme: "Es muh bonico y parece que cabe mucha cosa. Es perfecto". Salí rodando feliz de la tienda. Destino: una nueva vida.