Transformaciones del concepto de identidad en Occidente según Peter Wade
-
Predominio del pensamiento religioso cristiano. La identidad se entendía en relación con Dios, la fe y la comunidad religiosa.
La identidad era esencialista y trascendente, determinada por la voluntad divina y el lugar en la jerarquía social. -
La identidad se vinculaba con la pertenencia a la polis o al imperio, y con el cumplimiento del rol social asignado. La noción de individuo estaba subordinada al colectivo.
La identidad se concebía como una función social y política; el individuo se definía por su posición dentro del orden comunitario. -
Revalorización del ser humano, el arte y la razón. Surge el humanismo y una visión más individualista del sujeto.
La identidad comienza a asociarse con la individualidad, la creatividad y la capacidad racional del ser humano. -
Consolidación del pensamiento racional y científico. Se promueve la idea del sujeto autónomo y universal.
La identidad se define por la razón y la libertad individual; se universaliza la noción de “hombre” como sujeto moderno. -
Desarrollo del nacionalismo, el colonialismo y las ciencias sociales. Se introducen categorías raciales y culturales para clasificar a los pueblos.
La identidad se vincula con la nación, la raza y la cultura. Se construyen identidades colectivas basadas en diferencias biológicas y culturales. -
Guerras mundiales, crisis del pensamiento moderno y surgimiento de teorías psicoanalíticas y existencialistas.
La identidad se problematiza como algo inestable y conflictivo; se reconoce la influencia del inconsciente, la historia y la sociedad. -
Auge de los movimientos sociales (feminismo, antirracismo, poscolonialismo). Influencia del estructuralismo y el posmodernismo.
La identidad se entiende como una construcción social, relacional y dinámica. Se cuestiona la idea de una esencia fija. -
Globalización, migraciones, multiculturalismo y tecnologías digitales. Se multiplican las formas de pertenencia y representación.
La identidad se concibe como múltiple, híbrida y en constante transformación. Se reconoce la intersección entre raza, género, clase y cultura.