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En 1890, el currículo se basaba en asignaturas de la alta cultura y en la teoría de la disciplina mental, que concebía el cerebro como un músculo a ejercitar (Beane, 2010). Este enfoque promovía la eficiencia, el control y la predicción del aprendizaje, sin considerar el contexto histórico, social ni las influencias políticas. Fue el inicio de una visión tecnocrática del currículo.
Principales representantes: Franklin Bobbitt, David Snedden, William W. Charters, Ralph Tyler y Hilda Taba. -
Franklin Bobbit inaugura el campo curricular con una visión técnica, funcionalista, centrada en la eficiencia y productividad, una educación para el trabajo con objetivos claros y medibles. Aunque útil en contextos industriales, hoy se considera limitada para abordar la complejidad educativa.
(Sanz Cabrera, 2004) -
John Dewey planteó un currículo centrado en la experiencia del estudiante, promoviendo el aprendizaje activo y significativo. En lugar de seguir contenidos rígidos, defendía que la educación debía adaptarse a los intereses y vivencias del alumno, fomentando la reflexión, la participación y la conexión con la vida real. (Beane, 2010) -
Ralph Tyler desarrolló un modelo de planificación racional en educación, basado en la formulación de objetivos claros y la evaluación centrada en resultados. Su enfoque tuvo gran influencia en las políticas educativas, al promover una estructura sistemática para diseñar, implementar y valorar el currículo escolar. (Sanz Cabrera, 2004) -
Tiende a considerar la investigación como un acto inevitable político, tanto como intelectual. Se plantean desarrollar currículo en los que uno de los objetivos más importantes sea la liberación, la emancipación del hombre para que actúe activa y democráticamente en la sociedad.
Sus principales representantes son Mac Donald, Huebner, Pinar, Apple, Giroux, Popkewitz, Freire, etc. (Sanz Cabrera, 2004) -
Propone una visión curricular que incluye temas transversales como los valores, el género y el medio ambiente, adaptando los contenidos al contexto específico de los estudiantes y vinculando el diseño curricular con las reformas educativas vigentes.
Algunos de sus representantes son: Díaz Barriga y César Coll (Díaz Barriga, 2005) -
El currículo por competencias, según Perrenoud, Zavala y Arnau, busca formar estudiantes capaces de integrar conocimientos, habilidades y actitudes para enfrentar situaciones reales. Se orienta a preparar para la vida y el trabajo, y propone una evaluación basada en el desempeño auténtico, es decir, en cómo se aplican los aprendizajes en contextos concretos. (Zavala y Arnau, 2017) -
James Beane propone un enfoque educativo centrado en la integración de disciplinas en torno a problemas reales, promoviendo una educación democrática que fomente la participación activa del alumnado en la construcción del currículo y en la toma de decisiones dentro del aula. (Beane, 2010)