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Décadas de 1950 y 1960:
Inicio de la urbanización y deforestación: El crecimiento urbano en áreas circundantes, especialmente en la Ciudad de Guatemala, llevó a la deforestación de la cuenca, aumentando la erosión y el arrastre de sedimentos hacia el lago -
Década de 1970:
Incremento de la contaminación: Estudios indican que, entre 1950 y 1970, hubo un aumento de seis veces en el déficit de oxígeno en el hipolímnion del lago, y la cantidad total de nitrógeno se incrementó cinco veces, evidenciando una creciente eutrofización. -
Década de 1980:
Aceleración de la sedimentación: La deforestación y la erosión en la cuenca provocaron que el río Villalobos arrastrara aproximadamente 500,000 toneladas de sedimentos al lago anualmente, reduciendo su profundidad en 70 cm cada año. -
Decada 1996:
Estudio sobre pérdida de profundidad: Un estudio realizado por la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (AMSA) reveló que el lago perdía 0.75 metros de profundidad anualmente, lo que podría llevar a su desaparición en aproximadamente 24 años si no se tomaban medidas. -
Década de 2000:
Contaminación persistente: A pesar de los esfuerzos de limpieza, el lago continuó recibiendo grandes cantidades de desechos sólidos y líquidos, afectando su ecosistema y reduciendo su capacidad de retención de agua. -
Década 2019:
Informe sobre recursos hídricos: Un diagnóstico destacó que la cuenca del río Villalobos aportaba más del 95% del agua al lago, pero también una carga significativa de contaminantes, exacerbando la degradación del cuerpo de agua. -
Década 2020:
Estado crítico del lago: Investigaciones resaltaron que el crecimiento urbano descontrolado había llevado a la degradación de bosques y ecosistemas en la cuenca, aumentando la impermeabilización del suelo y la pérdida de biodiversidad, lo que afectaba la calidad y cantidad de agua en el lago. -
Década 2022:
sfuerzos de mitigación: AMSA reportó el tratamiento de más de 1.1 millones de metros cúbicos de aguas residuales y la extracción de 6,580 metros cúbicos de desechos sólidos y plantas acuáticas del lago, como parte de las acciones para contrarrestar la contaminación y el azolvamiento.