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Ruptura del sistema económico colonial. Crisis económica profunda y pérdida de productividad.
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Inestabilidad política y financiera. Economía agrícola, sin modernización. Mínimo papel del Estado como regulador.
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Apertura al capital extranjero (ferrocarriles, minería). Modernización económica, pero con profunda desigualdad social. Se fomenta el crecimiento, pero sin distribución equitativa.
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Reforma agraria y nacionalismo económico. El Estado comienza a intervenir más activamente. Constitución de 1917 reconoce derechos sociales y laborales.
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Industrialización vía sustitución de importaciones (ISI). Fuerte inversión pública, crecimiento sostenido del PIB. Expansión del gasto social y papel dominante del Estado.
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Gasto público desmedido y crecimiento de deuda externa. Crisis fiscal de 1982 y devaluación del peso. Nacionalización de la banca.
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Reducción del gasto público, privatización de empresas estatales. Firma del TLCAN (1994). Estado como facilitador, no como productor.
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Se logra controlar inflación y déficit fiscal. Crisis del “error de diciembre” (1994) y rescate financiero.
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Poca transformación estructural. Persistencia de desigualdad y pobreza.
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Aumento del gasto público en programas sociales. Retorno del Estado como actor central en desarrollo. Discusión sobre austeridad vs. inversión pública.