-
La primera evidencia escrita sobre esta patología aparece en manuscritos del Antiguo Egipto que describen los tratamientos farmacológicos, quirúrgicos e incluso mágicos que se practicaban por aquel entonces.
-
En el periodo comprendido entre los años 500 y 1500 dC, en Europa surgieron diversos tratamientos contra como la extirpación y cauterización de tumores pequeños, o la aplicación de pastas cáusticas con arsenio, dietas, polvo de cangrejo y amuletos para tumores más extensos.
-
El término de “cáncer” aparece hacia el año 400 aC y se lo debemos a Hipócrates, un médico de la Antigua Grecia conocido como el “Padre de la Medicina”. Según Hipócrates la enfermedad aparecía por un desequilibrio entre los cuatro humores corporales: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema. Él fue el primero en acuñar los términos carcino y carcinoma, derivando de ellos el nombre de “cáncer” para este tipo de dolencia.
-
El médico romano Celso observó que, a pesar de la cirugía, el cáncer parecía reaparecer. Galeno escribió sobre técnicas quirúrgicas para el cáncer. En aquel entonces, la cirugía era muy primitiva y presentaba numerosas complicaciones, incluyendo la pérdida de sangre. La cirugía para el cáncer floreció en los siglos XIX y principios del XX tras el avance de la anestesia.
-
Fue en 1838 cuando el patólogo alemán Johannes Müller demostró que el cáncer se compone de células y no de linfa. Müller propuso que las células cancerosas se desarrollan a partir de elementos en gemación (blastema) entre tejidos normales.
-
Los primeros anticuerpos monoclonales terapéuticos, rituximab (Rituxan) y trastuzumab (Herceptin), se aprobaron a finales de la década de 1990 para tratar el linfoma y el cáncer de mama, respectivamente. Los científicos también están estudiando vacunas que refuerzan la respuesta inmunitaria del cuerpo a las células cancerosas.