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Restos óseos de una mujer, estimada entre 20 y 25 años al morir, con una estatura de 1.41 metros. Fue considerada por un tiempo el vestigio humano más antiguo y completo de América. Fue clave para replantear las teorías de el poblamiento
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El fuerte desgaste en sus dientes es típico de poblaciones Paleoindias, reflejando una dieta y modo de vida que exigía un uso intenso de la dentadura, era un esqueleto femenino semi-completo, estimado en 25 años al morir y ∼ 1.51 metros de altura.
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Los estudios forenses sugieren que no tuvo una vida fácil, con indicios de maltrato y de haber sido madre, brindando una perspectiva de las duras condiciones de vida en el Pleistoceno tardío. Tenía alrededor de 15 años
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La asociación con restos de mamut sugirió inicialmente que era un cazador de esta megafauna, aunque el fechado posterior lo sitúa en una época en la que la megafauna ya estaba extinta o en declive, indicando una adaptación a una economía de cazadores-recolectores de fauna más pequeña o a una fase de transición hacia la agricultura.
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Su cráneo mostraba varias heridas y deformaciones debido a una infección bacteriana, lo que indica que sus últimos días estuvieron llenos de sufrimiento. Este tipo de evidencia ayuda a entender la salud y los riesgos de vida de la época. Tenía 30 años, medía 1.64 metros
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Su morfología (características del cráneo) ha sido estudiada en comparación con otros restos de la región, proporcionando datos sobre la diversidad física de los primeros americanos.
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Los restos, que incluyen el cráneo y el esqueleto casi completo, han sido objeto de estudio y análisis para entender mejor la evolución humana y el contexto de la llegada de los primeros seres humanos a América.