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Cambios Clave: Núcleo urbano compacto, grandes zonas naturales al sur y este.
Conexión Global: Inicio del modelo de Maquiladora y migración interna por la promesa laboral fronteriza. La ciudad ya es un punto logístico clave por su dependencia con San Diego. -
Tijuana en los 1980 era una ciudad pequeña, aproximadamente 1,239.49 km² -
La mancha urbana de Tijuana ocupaba alrededor de 6,350 hectáreas.
Esto indica que ya había un núcleo urbano definido, aunque con espacios periféricos todavía semi-vacíos (cerros, mesetas, zonas rurales alrededor).
Las zonas que rodeaban la meseta central estaban poco habitadas, especialmente cerros y laderas al sur, suroeste y oeste. -
En 1980 los alrededores de la meseta central, laderas, cerro, todavía estaban poco habitados, lo que implicaba una presencia relativamente significativa de terrenos naturales o semi-naturales.
La urbanización empezaba a expandirse hacia zonas menos accidentadas (plana o ladera moderada), lo que anticipa la transformación gradual del entorno natural. -
Antes de la urbanización muchos terrenos periféricos (mesetas, laderas) estaban relativamente despoblados o dedicados a usos rurales.
Pero con la expansión urbana iniciada hacia el este/sureste, algunas tierras agrícolas o rurales empezaron a ceder ante la demanda de vivienda. -
A partir de esa época (finales de los 70 / principios de los 80) comenzó la expansión hacia zonas como la denominada “Mesa de Otay”, donde se planeaban instalaciones industriales.
Aunque el desarrollo industrial aún era limitado comparado con décadas posteriores, ya la base manufacturera/industrial empezaba a consolidarse como motor de crecimiento. -
En este periodo no hay información pública detallada sobre patios de contenedores o grandes zonas de carga establecidas; el desarrollo estaba todavía concentrado en crecimiento habitacional y expansión urbana hacia terrenos planos o laderas accesibles.
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La globalización transformó Tijuana de distintas maneras. En los años ochenta crecieron las maquiladoras y la migración, impulsando empleo pero también asentamientos irregulares. Para 2005, con el TLCAN, la ciudad se volvió clave en cadenas de producción, aumentando comercio y presión social. En 2015 surgieron industrias tecnológicas y una cultura más diversa. En 2020, la pandemia evidenció su dependencia económica y vulnerabilidad fronteriza.
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Durante los años 90 y hacia 2000 la presencia industrial se consolidó: la expansión hacia “Mesa de Otay” y zonas planas permitió instalar parques industriales, maquiladoras, bodegas.
Además, la cercanía con la frontera y la demanda de comercio/transporte internacional impulsaron este tipo de desarrollo. -
Las tierras agrícolas periféricas o rurales continuaron cediendo terreno al crecimiento urbano e industrial. El desarrollo fue priorizado, lo que implicó la casi desaparición de cultivo tradicional en muchas zonas periurbanas.
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Con el crecimiento de la industria y del comercio fronterizo, se generaron necesidades logísticas. Las zonas de carga, servicios de transporte y accesos se empezaron a desarrollar para conectar industrias con aduana/frontera, aunque no tengo un dato concreto de “patios de contenedores” en ese momento, sí el impulso hacia la logística industrial.
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Zonas que antes eran colinas, mesetas o áreas rurales se urbanizaron o industrializaron, como las laderas alrededor del Cerro Colorado: este cerro, que hace décadas estaba casi aislado del núcleo urbano, empezó a rodearse con nuevos asentamientos.
Esto refleja una transformación del paisaje natural hacia un espacio predominantemente urbano/industrial. -
El periodo 1980–2000 fue de expansión muy acelerada: se reporta un crecimiento del 62 % por década en el área urbana.
Esto implica que muchas zonas periféricas antes dispersas o aisladas empezaron a integrarse, reduciendo vacíos entre colonias y zonas residenciales, lo cual caracteriza la conurbación. -
Con el TLCAN en pleno vigor, la ciudad se consolidó en la manufactura de alta especialización, destacando en la producción masiva de electrónicos y dispositivos médicos. Esta integración profunda acentuó la dependencia económica de Estados Unidos, haciendo a Tijuana extremadamente vulnerable a las crisis económicas globales. A nivel social, el rápido crecimiento del sector maquilador agudizó la desigualdad y los problemas de contaminación industrial en las periferias. -
En el año 2005 creció un poco hacia las montanas, tenía una superficie aproximada de 1,239.49 kilómetros² -
La ciudad se ha expandido hacia territorios planos, como la “Mesa de Otay”, donde se ubican infraestructura urbana, viviendas e instalaciones industriales; este tipo de desarrollo favorece la accesibilidad al aeropuerto y a vías de transporte importantes. -
La expansión urbana horizontal, la saturación de colonias, la construcción de nuevas vías y la urbanización de zonas periféricas han reducido considerablemente los espacios naturales o rurales disponibles.
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El desarrollo urbano planificado a partir de los 2000 considera la expansión de corredores industriales, lo que implica infraestructura de transporte, logística, accesos para carga y distribución.
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A esta altura, la industria y el comercio manufacturero / logístico tienen un papel muy importante en la economía local. La planificación urbana del periodo 2002–2009 reconoce sectores industriales consolidados al norte/noroeste del municipio.
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El área urbana reconocida de Tijuana era de ~ 34,365 hectáreas.
Ya muchas colonias periféricas y zonas residenciales/industriales estaban unidas por una mancha urbana continua — el proceso de conurbación ya estaba consolidado. -
Según los planes urbanos de este periodo, la demanda de suelo urbano superó los recursos públicos, lo que ocasionó que muchos terrenos rurales o agrícolas fueran sustituidos por vivienda e industria.
Esto sugiere una reducción de áreas agrícolas tradicionales, y una transformación del uso del suelo hacia urbano o industrial. -
En el año 2015 se expandió hacia las orillas y en la actualidad se expandió hacia todos los lados obteniendo un tamaño considerablemente grande -
La economía mostró esfuerzos de diversificación, con sectores aeroespacial y dispositivos médicos. Hubo un impulso al emprendimiento local para reducir la dependencia de la maquiladora y mitigar la volatilidad global, buscando una economía más autosuficiente con mayor valor agregado. A pesar de estos avances, el debate sobre los beneficios no cumplidos del TLCAN intensificó, y la ciudad continuó con la necesidad de crear un desarrollo más equitativo y sostenible para su creciente población. -
La superficie urbana de Tijuana se reporta en ≈ 36,574 hectáreas.
Aunque el crecimiento horizontal ya no es tan acelerado como en décadas pasadas, la mancha urbana sigue consolidada: prácticamente no hay “huecos” visibles entre zonas habitadas, colonias, áreas industriales y comerciales. -
Las dinámicas transfronterizas, comercio con Estados Unidos, manufactura para exportación, inversión extranjera, impulsaron la consolidación de logística, bodegas, transporte de mercancías, probablemente incluyendo patios de carga y centros de distribución.
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En las últimas décadas Tijuana diversificó su economía: de ser principalmente maquiladora se convirtió también en un centro de manufactura avanzada, tecnología y servicios industriales.
La infraestructura industrial, bodegas y zonas logísticas se han expandido hacia las periferias y zonas planas como la Mesa de Otay, generando una estructura urbana mixta (residencial + industrial). -
Zonas menos habitadas, colinas, mesetas, laderas, ahora están rodeadas o integradas a la mancha urbana; por ejemplo, el cerro Cerro Colorado ya está mayormente rodeado de urbanización.
Esto implica una pérdida significativa de naturaleza o espacios naturales en favor de vivienda o industria. -
El desarrollo urbano, industrial y comercial absorbió terrenos antes rurales o de uso agrícola. Los planes urbanos recientes reconocen que la demanda de suelo urbano sigue superando la oferta, lo que obliga a transformar terrenos rurales en urbanos.
Esto representa una disminución importante de espacios rurales, agrícolas o naturales en favor de vivienda, industria o comercio. -
A pesar de la pandemia de COVID-19, Tijuana mostró gran resiliencia, con una pronta recuperación del sector manufacturero y el comercio, aprovechando su infraestructura logística binacional. El crecimiento poblacional continuó. Persistieron las grandes disparidades sociales: la mayoría de la fuerza laboral se mantuvo con bajos salarios, y un segmento significativo de la población carecía de acceso a la seguridad social y a servicios de salud. -
Tijuana sigue experimentando un crecimiento, lo que la consolida como el municipio más poblado de México. No hay un anuncio de un aumento de territorio municipal