-
-
El triunfo en el río Gránico, en la actual Turquía, marcó el inicio de una campaña militar formidable que durante once años enfrentaría a los griegos contra los persas.
-
realizó en plena travesía una ofrenda al dios del mar, Poseidón. Poco después arrojó su lanza a la costa anatolia como símbolo de conquista y fue el primero en desembarcar ataviado con la armadura de combate, tal y como hiciera el héroe griego Protesilao
-
Fue el primer destino al que se dirigió Alejandro; allí hizo una ofrenda a la diosa Atenea y honró las supuestas tumbas de Aquiles y Patroclo.
-
En la ciudadela de Gordio se guardaba el carro que el rey frigio Gordias ofreció a Zeus en señal de agradecimiento por haber sido elegido fundador de la ciudad. Gordias había atado al carro la lanza y el yugo con un nudo inextricable. Según la profecía, quien lograse desatarlo reinaría sobre Asia entera. Lo que otros habían intentado en balde lo consiguió Alejandro con un solo gesto, cortando el nudo con la espada.
-
Las fuerzas de Alejandro se enfrentarían contra el gran ejercito de Darío III, en un espacio tan reducido, la enorme superioridad numérica de los persas quedaría compensada, y por tanto se minimizaría el riesgo de verse rodeados por el enemigo con facilidad. Tras la masacre Darío huyo dejando a su familia a merced de Alejandro.
-
Como quiera que los dominadores persas no son queridos en Egipto, el macedonio se hace con el control del país de los faraones en un paseo triunfal. Con todo, los sacerdotes de Menfis le dan a entender que debe rendir culto al panteón egipcio si pretende ser faraón, consejo que Alejandro decide seguir.
-
Su fama lo precedía hasta tal punto que las ciudades fenicias y la armada persa se le rindieron sin presentar batalla. Solo Tiro y Gaza se resistieron. Tras siete duros meses de asedio, Tiro sufrió un brutal castigo: los hombres fueron masacrados (los últimos 2.000 supervivientes, crucificados a lo largo de la costa); las mujeres y los niños, vendidos como esclavos. Parecida suerte corrió Gaza. Batis, su gobernador persa, fue atado a un carro y arrastrado hasta morir por orden de Alejandro.
-
Se ven las caras los casi 50.000 hombres de Alejandro y un ejército persa cuatro veces mayor. Es una lucha desigual. Así y todo, una vez más Alejandro percibe una fisura entre las alas derecha y central de los persas, y también una vez más se aventura con un ataque directo. Ni los carros falcados, ni los elefantes de guerra ni la abrumadora superioridad numérica del adversario logran detener su estrategia.
-
funda a orillas del Mediterráneo la ciudad de Alejandría, destinada a ser en los siglos posteriores una gran metrópoli cultural y cruce de caminos entre Europa, África y Asia. La peregrinación a Siwa y el dictamen del oráculo consolidaron la imagen del brillante estratega como faraón egipcio y hegemón griego.
-
En Susa, una de las residencias reales, Alejandro ascendió oficialmente al trono persa tras una capitulación incruenta. Persépolis fue saqueada e incendiada. Retomó después la persecución de Darío, pero llegaría demasiado tarde.
-
El camino a Babilonia, la espléndida ciudad en el corazón del mundo entonces conocido, quedó libre después de Gaugamela. No hubo saqueos ni masacres. La capital del mundo se sometió sin oponer resistencia.
-
Bessos, uno de los hombres del soberano persa, lo había hecho ejecutar. Ante el cadáver de su enemigo, Alejandro lo cubrió con su propio manto real y ordenó que se le enterrara con todos los honores junto a los otros reyes de reyes, Ciro, Darío I y Jerjes I. Quiso simbolizar así que se consideraba a sí mismo heredero de los soberanos persas.
-
Bessos fue capturado y entregado por sus propios aliados. El rey ordenó que le cortaran la nariz y las orejas, y que lo crucificaran. Vengada así la muerte de Darío, Alejandro era ya el soberano indiscutido de Persia.
-
Entre las filas de Alejandro surgió la resistencia. Muchos griegos fueron distanciándose de su rey, a quien reprochaban su excesiva debilidad por las costumbres orientales, de las que ellos abominaban. Alejandro acusó de conspirador a Filotas, hijo de su veterano general Parmenión, a quien también haría ejecutar. Uno y otro eran orgullosos macedonios, seguramente poco entusiastas de una fusión entre Oriente y Occidente.
-
Hija de un poderoso noble sogdiano, Alejandro obtenía un valioso aliado en Bactria y Sogdiana. La boda causo aun más descontento pues la esposa no era ni griega ni macedonia, sino que era iraní.
-
En la margen del río Hidaspes, el rey indio Poros aguarda con más de 80 elefantes de guerra en impresionante formación de batalla. Es el último gran combate de Alejandro, y en él despliega una vez más su genio militar. Poco después de la batalla Alejandro pierde a su compañero más fiel: Bucéfalo, el caballo que lo había acompañado desde niño.
-
vuelve el monzón, Alejandro alcanza por fin la desembocadura del Indo. Desde allí zarpa el «rey de Asia». Desde ese momento el camino sería siempre de retorno. De los 60.000 que habían partido del Indo solo quedaban 15.000.
-
celebrados no solo para tratar de olvidar las penalidades pasadas y a los compañeros perdidos, sino también y sobre todo para fortalecer el vínculo entre griegos y persas, para propiciar la mezcla de ambos pueblos.
-
Alejandro regresa a Babilonia. Pronto Alejandro estaría planeando su próxima campaña militar, esta vez a Arabia. También miraría hacia Cartago y Roma. No está claro si Alejandro sucumbió a la malaria o fue envenenado. Los suyos abandonaron la idea de la fusión de los pueblos poco después de que el conquistador muriera. Durante décadas se disputaron su legado, un vasto imperio que se desintegró en un abrir y cerrar de ojos.